Perdió el brazo derecho en un complot que organizó su padrastro, el jefe tribal Gudara.
Sobrevivió, se vengó y creó un vasto imperio. Las Espadas de Eda fueron su perdición.
Imagen: JFoliveras
El nacimiento de la leyenda
Edum Enmelos "Unibrazo" (307-356 T.E.) fue el legendario fundador del Imperio de Thartes, tras unificar a la multitud de tribus que había en el Bosque Sombrío en los primeros siglos de la Tercera Era.
Hijo de Emmer Enmelos y Gidara, nació en el año 307 de la Tercera Edad en la región de Thartes (actual Breald y Dahald). Su padre falleció cuando él tenía sólo tres años y Gudara, un jefe tribal, tomó a su madre como esposa. Gudara tuvo dos hijas con la madre de Edum: Silara (nacida en 311 T.E.) y Mammet (nacida en 313 T.E.). Su progenitora, Gildara, sucumbió a la fiebre de los pantanos en el año 318 T.E.
Edum mostró desde joven un talento excepcional para la estrategia militar y el liderazgo. Esto despertó la envidia y el temor en su padrastro, el jefe tribal Guadara, quien comenzó a verlo como una amenaza para él mismo.
Con el tiempo, las tensiones entre Edum y su padrastro llegaron a un punto crítico. Este casó a sus hijas muy jóvenes, en el año 324 T.E., intentando evitar que su hijastro heredara su tribu, asegurando su descendencia. Silara fue casada con un jefe tribal del norte, Virsa Thatalca, y tuvo cuatro vástagos, siendo el mayor Beraltha (325 T.E.), quien con el tiempo ascendería como el primer monarca de Breald.
Además, temiendo perder su posición, Gudara organizó un complot para deshacerse de su hijastro. Lo envió a una misión aparentemente importante, ya que habían llegado a sus oídos rumores de que una tribu rival planeaba una invasión.
Escoltado por un pequeño grupo de soldados, Edum se aventuró en territorio enemigo, siguiendo la información que le dio su padrastro. Sin embargo, la información era falsa: aquella no era si una trampa planeada de antemano. El joven hijastro de Gudara y su escolta fueron emboscados por fuerzas de la tribu rival, que les superaban en número. Lucharon con valor, pero en medio de la batalla, Edum se encontró rodeado y abatido por múltiples enemigos. Sus heridas fueron graves, dejándolo al borde de la muerte
En medio del caos y la confusión, uno de los enemigos golpeó a Edum con un hacha, cortándole el brazo derecho. Aunque sus heridas eran graves, Edum logró sobrevivir gracias a la valentía y sacrificio de su escolta, quienes lucharon ferozmente para protegerlo y permitirle escapar con vida.
Este trágico acontecimiento marcó un punto de inflexión en la vida de Edum, endureciéndolo contra la adversidad y fortaleciendo su determinación de vengarse de quien lo había traicionado. Tomó el nombre de Unibrazo y regresó, con el apoyo de algunos seguidores, para derrocar a su padrastro en el año 325 T.E., matándolo en batalla. En los siguientes años, venció a varios jefes tribales, y pactó con otros unificando la región de Thartes en un vasto imperio.
La Guerra del Hierro Ardiente
La primera campaña militar fue la Guerra del Hierro Ardiente, pues el objetivo de Unibrazo era llegar hasta el Mar Escarlata. Al principio, su avance hacia la región al sur del río Tortoso no encontró apenas oposición.
Sin embargo, en la costa del Mar Escarlata (actual Erein), tuvo que enfrentarse con los enanos, que controlaban las minas de las Montañas Blancas. La batalla decisiva de aquella campaña fue la Batalla de Costarrubí en el 328 T.E.
Durante meses, Unibrazo sufrió derrota tras derrota, pues, en el terreno montañoso, la habilidad militar de los enanos era insuperable. Al final, con escaramuzas y maniobras de distracción, Unibrazo engañó a las fuerzas enanas para sacarlas de sus fortificaciones naturales.
Los enanos respondieron al cebo y acabaron siendo atacados y derrotados en campo abierto. Allí, en las llanuras, el ejército de Unibrazo poseía la ventaja, ya que la caballería y las fuerzas de infantería podían desplegarse con mayor eficacia.
Después de la muerte de su primogénito, el Rey Enano claudicó y le cedió buena parte de las minas a Unibrazo. Aquella victoria le permitió a este asegurar su avance al Mar Escarlata logrando una cabeza de playa. Fue nombrado Emperador tras el fin de esta campaña.
Cinco años del ascenso de Edum Enmelos “Unibrazo” como emperador, ubicó la capital del Imperio de Thartes en Vanterum, una ciudad ubicada en el centro de su recién forjado imperio.
La conquista del río Ahvas
Un año antes de ser nombrado emperador, Unibrazo se casó con Yebel An’Jorda, una extranjera originaria del desierto Ma’Dahab. Ella era la quinta hija de Jorda An’Hilida, líder de los tahsan del desierto de Ma’Dahab. En el 333 T.E. estalló un conflicto entre distintas tribus del río Ahvas. Cada una afirmaba ser los descendientes de Mistha, la hija de Ramel’el y Vast, figuras religiosas de aquella región.
Unibrazo lideró su ejército en apoyo a los tahsan, la tribu de su esposa, y en tan solo dos años, anexionó a su imperio gran parte del territorio del río Ahvas, nombrando a su suegra, Jorda An’Hilida, Alta Ramshani del Desierto.
Enfrentamientos con su medio hermana Silara
La campaña militar que más le costó a Edum Enmelos Unibrazo fue la del norte. Su medio hermana, Silara, se había casado con un influyente jefe tribal, Virsa Thatalca. Como Unibrazo había matado a su padre, su hermanastra encabezó una banda de rebeldes contra él. Muchas tribus desde el río Tortosa hasta los Cañones de Piedra desconfiaban de Unibrazo, por lo que prestaron su apoyo a Silvara
Durante muchos años, Unibrazo tuvo que lidiar con aquel intento de sedición en el norte de su imperio. Perdió varias batallas y sufrió dos intentos de atentado.
El desgaste de la guerra del norte para el joven imperio hizo que Unibrazo decidiera tender puentes con su medio hermana. Finalmente, en el 339 T.E., Silara y Unibrazo hicieron las paces.
Las antiguas tribus asguras eran gobernadas por un Jefe Tribal, hereditario, y una Santa, elegida por la tribu. Unibrazo acabó cesando a la Santa de su Imperio, Nireldra, y nombrando en su lugar a su medio hermana Silara, en un intento de calmar los reclamos de esta última. Sin embargo, a la larga, esto provocaría nuevas tensiones y grietas en aquel Imperio que Unibrazo había forjado. Por otra parte, ambos medios hermanos pactaron el enlace entre una hija de él, Rümine, y el primogénito de ella, Beraltha.
El gobierno del nuevo Imperio
Unibrazo se casó dos veces. Primero, en el 327 de la Tercera Era, con una extranjera, Yebel An’Jorda, con la que tuvo tres hijos: Filadam (328 T.E.), Rümine (330 T.E.) y Harien (333 T.E.). Su primera esposa murió en el año 335 en el parto de un cuarto hijo que también nació muerto. A instancias de los nobles de su corte, Unibrazo se volvió a casar en el 338 T.E., esta vez con una noble local, Fridala, a la que nunca pudo amar, pues Yebel había sido el gran amor de su vida. Con Fridala tuvo un único hijo, Dafaltha (340 T.E.).
En vida, Unibrazo designó a su primogénito, Filadam, como el heredero de su vasto imperio. Sin embargo, la procedencia extranjera de Filadam generaba desconfianza entre los jefes tribales, quienes nunca lo aceptaron por completo.
Durante gran parte del gobierno de Unibrazo, su medio hermana, Silara, tuvo una gran influencia en el Imperio de Thartes, como atestiguan muchas de las leyes y decretos que se promulgaron bajo su iniciativa y que, de una manera u otra, han llegado hasta nuestros días. Aunque las Santas, las sacerdotisas de la Diosa-Madre, tenían sus raíces ya en la Segunda Era, Silara creó la Hermandad de las Santas, una orden religiosa de mujeres que no se casaban y consagraban su vida a la honra de la diosa. También construyó la Casa de las Santas, una escuela para mujeres, pertenecieran a la Hermandad o no. Es por eso que, siglos después, se le acabó llamando la Santa-Madre.
También se dice que Silara ayudaba a su hermanastro y emperador a elaborar sus discursos. De acuerdo a estudiosos posteriores de Erein, ella fue la autora de “Voces del Bosque”, con testimonios de las mujeres de los caídos en las guerras del Imperio, y de otros tratados filosóficos.
Las Espadas de Eda, la perdición de Unibrazo
Por su parte, Unibrazo había cosechado una victoria tras otra cuando decidió tomar Aleneltê en 351 T.E. La realidad es que Unibrazo se había obsesionado con las Espadas de Eda, la reliquia de los nareltha. Según decía la leyenda, quien las blandiese recibiría un poder inimaginable. Los detractores de su medio hermana, Silara, decían que había sido ella quien lo había alentado a emprender semejante empresa, enajenando su razón con la promesa del poder increíble de aquellas espadas.
Fuera como fuese, unos meses antes del ataque, Unibrazo había enviado a su mano derecha, Gadu Alshar, junto a una pequeña guarnición, a infiltrarse en territorio nareltha para apoderarse de las espadas legendarias. Sin embargo, la incursión tuvo fatales consecuencias para todos Gadur y los suyos.
A causa de aquel fracaso, Unibrazo dirigió una flota a través del Mar Escarlata hasta Aleneltê, la capital de los nareltha. Sitió la ciudad y ambos ejércitos se enfrentaron en diversas batallas mientras luchaban por el control de la ciudad.
Mientras tanto, aprovechando la ausencia del emperador, Silara otorgó a su hijo Beraltha el título de Duque sobre una provincia del norte: las tierras de su difunto marido, Virsa Thatalca. Poco después de este atrevimiento, Silara falleció en circunstancias sospechosas, quizás víctima de un envenenamiento. A su regreso, Unibrazo revocó el nombramiento de su sobrino como duque.
Tras casi dos años de asedio, Unibrazo se había visto obligado a retirarse sin conquistar la ciudad de los nareltha. Regresó enfermo y nunca se recuperó por completo. Culparon a los nareltha de haberlo hechizado. Tres años después, falleció, dejando a un hijo, una nieta y un sobrino disputándose el imperio que había construido con esmero.
© Susana Ocariz y Sergio Sánchez Azor. (Reservados todos los derechos)
Wow...👏👏👏👏
ResponderEliminarWow...👏👏👏
ResponderEliminar¡Muchas gracias tejedora, por visitarnos y leer esta historia!
Eliminar