La Creación

Y primero la Vida despertó, y dijo: "He aquí el lugar donde he de crear". Y al volver el rostro observó a su hermano, la Muerte. Y él le respondió: "Pero todo lo creado ha de tener un final"

Razas de Erthara

RAZAS DE ERTHARA


Los Hijos de Rion, Los Hombres Dragón.
En su origen, pertenecen a la raza de los grandes dragones creados por Rion, pero Eda, en su infinita sabiduría, les dotó de una segunda apariencia humana, aunque sus rasgos se diferencian de otras razas.
Se caracterizan principalmente por tener unos ojos en tonos amarillos, verdes o rojos, pupila alargada, el glóbulo ocular es blanco como el ojo humano. Por otra parte conservan un tercer párpado, al igual que los reptiles. Su piel es ligeramente dorada, y no poseen pelo, ni cejas, ni más vello que unas suaves pestañas. Su sangre, a diferencia de la del resto de razas de Erthara, es fría y de color azul. Envejecen muy lentamente, de forma apenas perceptible. Sin embargo, cuando sienten que la muerte se aproxima, toman definitivamente su forma de Dragón y se alejan hacia las montañas, donde se recuestan y duermen para siempre, convirtiéndose en roca.
Se dice que tras el Juicio, aquellos que realmente lo merecen se funden con los grandes vientos de Rion, para sobrevolar y proteger los cielos de Teres, tal como éste deseó en un principio.
Sin embargo, tal como es el destino de todas las razas de Erthara, la vida de esta raza se completa en Ishana, la Estrella de los Dioses, en la ciudad de Lyrion.


Los Hijos de Ales, Los Humanos.
Sus cuerpos envejecen a una mayor velocidad que la de las otras razas de Erthara, por lo que su vida también es más corta, rondando los cien años sólo en casos excepcionales.
Destacan sobre todo por su diversidad, por su fortaleza física y su fácil adaptación a todos los climas y zonas de Erthara, de forma que son la raza más extendida de ésta. 


Los Hijos de Ireia. Los Elfos.

Son muy similares a los humanos, si bien son más esbeltos, y no tienen barba ni vello en el cuerpo, es una raza de sangre caliente. Su cuerpo no envejece aunque sí lo hace su alma que va notando el paso del tiempo lentamente. Cuando llegan a una avanzada edad, sus cabellos se vuelven blancos mientras que su piel no se arruga pero si pierde color. Debido al cansancio del alma, suelen caminar de forma lenta y solemne, también hablan de forma muy pausada y calma y tienen una mirada muy profunda debido a que sus ojos, independientemente del color que tuvieran en la juventud, son casi totalmente negros a excepción de un pequeño círculo del color que tuvieron originalmente como si la pupila se hubiera dilatado excesivamente.

Aquellos que no mueren por accidentes o heridas mortales, cuando llega el momento en el que deben abandonar el mundo, se alejan hacia lo más profundo del bosque donde duermen para siempre o bien lo hacen en sus hogares. Tras el Juicio, tal y como dicta el destino de todas la razas de Erthara, el alma del elfo viaja a Ishana, la Estrella de los Dioses.


Medio Elfos, hijos de Elfos y Hombres.

De apariencia más humana, algo más esbeltos que un humano normal, pero pueden tener barba y vello, aunque no todos los tienen. Notan la vejez como los hombres pero a un ritmo mucho más lento y nunca llegan a ser tan viejos de aspecto físico como los humanos. Viven más años que los humanos, algunos hasta el doble. Algunos medio elfos, al igual que los elfos, cuando ha llegado el momento en el que deben abandonar el mundo, se alejan hacia lo más profundo del bosque o bien se internan en el mar, para descansar para siempre. Según su última elección, así cumplirán finalmente su destino tras el Juicio, pues tal y como dicta el destino de todas las razas de Erthara, el alma viaja a Ishana, la Estrella de los Dioses.


Los Hijos de Ineo, Los Enanos.

De baja estatura, poco más de un metro, pero robustos y fuertes, de largas barbas y cuerpo velludo, incluso en las féminas. De rostros rojizos y ojos pequeños. Rubios, morenos, pelirrojos, llevan largas barbas y largos cabellos trenzados. Al igual que los Hombres, envejecen con el paso del tiempo hasta la muerte, aunque suelen vivir más años que los Hombres. Tras el Juicio, tal y como dicta el destino de todas las razas de Erthara, el alma viaja a Ishana, la Estrella de los Dioses.
Su carácter y su físico son fuertees, duros como rocas. No les gustan los cambios ni los extranjeros, sea cual sea su raza. Son recelosos incluso entre las diferentes tribus de Enanos.
Cuando entran en confianza se puede descubrir su naturaleza más noble, si es que la tienen. Tienen un elevado sentido de la lealtad, tanto en lo bueno como en lo malo. Tampoco olvidan nunca una afrenta. Pasan rápidamente de la alegría más intensa a la ir más incontrolable, y viceversa.
Más dados a los trabajos manuales que a cualquier tipo de actividad intelectual, no obstante, tienen una gran inteligencia y agudeza.
La mujer Enana, a excepción de la Reina Consorte, no participa activamente en las relaciones políticas o de poder, aunque son capaces de realizar las mismas tareas que los Enanos. No participan en la guerra, pero son consideradas como "El Último Bastión" de la tribu, pues sólo entrarían en batalla si tuvieran que defender sus casas y su descendencia, cuando el Ejército de su Tribu hubiera sido derrotado y diezmado.
 
© Susana Ocariz y Sergio Sánchez Azor. (Reservados todos los derechos)



Translate